Hoy, más que nunca, te necesitamos en el equipo. ¿Pero por qué?
Comprenderás mejor tu dolencia:
Cuando el médico te explica los motivos de tu diagnóstico y te expone las opciones de tratamiento, adquieres mayor conciencia sobre lo que te pasa. Si no estás de acuerdo con él, externalízalo. Es la forma de estar más informado para tomar decisiones conjuntas sobre tu propio tratamiento. Pero también de quedar más conforme, de esforzarte por cumplirlo, y prevenir así posibles complicaciones.
Tendrás mayor control sobre tu mejoría:
A menudo, cuando estamos enfermos nos sentimos impotentes o como si hubiéramos perdido el control. Recobrar un papel activo en tu cuidado te ayudará a sentir que vuelves a tener el control y que puedes influir en tu propia salud.
Fluirá mejor la comunicación con tu médico:
El médico está preparado para escuchar y responder a tus preguntas y preocupaciones hasta que queden claras. Como paciente debes despejar todas tus dudas: ¿Cómo tomo la medicación?, ¿durante cuántos días?, ¿cuándo empezaré a sentir una mejoría?, etc. Una comunicación abierta, continua y bidireccional garantiza un mayor éxito.
Tu tratamiento será más personalizado:
Al conocer tus hábitos y estilo de vida, tu médico sabrá de qué forma te adherirás mejor al tratamiento. Por ejemplo, si te receta un antibiótico, se asegurará de que su ingesta sea compatible con tus horarios laborales: quizá en lugar de tomar comprimidos cada 6 horas te conviene más una sola inyección al día. Pero nunca te prescribirá una inyección si tienes fobia a las agujas. La personalización también implica tener en cuenta si el tratamiento se acomoda a tus valores, tradiciones culturales y otros tipos de preferencias.