Si tu hijo presenta alguno de estos síntomas, deberás acudir de inmediato con el médico. Ten en cuenta que una emergencia de salud es un problema médico o quirúrgico que pone en peligro la vida, un órgano o cierta función corporal y por tanto requiere atención profesional y certera de un experto en salud infantil.
Por ello, no deberás automedicarlo, ni utilizar recetas médicas anteriores (aunque parezca la misma condición o sean síntomas semejantes a los que ya tuvo), tampoco emplees remedios caseros o sugeridos por una persona que no es médico ni tampoco ha evaluado la condición en la que se encuentra tu hijo.
¡Llévalo de inmediato con el doctor! que, tras revisar a tu pequeño y, de no ser grave, te mandará con tu niño de regreso a casa junto con tu receta médica que deberás seguir al pie de la letra.
En caso de que tengas dudas sobre la administración de los medicamentos prescritos, pregunta directamente a tu médico qué puedes hacer en dicho caso. No cambies la receta aunque te lo recomienden amigos, familiares o los dependientes de las farmacias.
El único que puede cambiar la receta de tu hijo es el médico que la prescribió. ¡Nadie más!
Cuando lo ocurrido es de gravedad, es posible que el médico indique el ingreso del menor de edad al hospital para seguir con la evaluación o el tratamiento, o tratar de estabilizarlo e incluso someterlo a cirugía.
Sea cual sea necesidad de salud de tu hijo, siempre deberás hacer #LoQueDiceTuMédico puesto que no seguir el consejo del profesional de la salud pone en peligro la salud de tu hijo —o complicarla aún más— y de una emergencia leve podrá convertirse en situación que no tiene regreso.
Recuerda que la salud de tus hijos es fundamental, no los pongas en riesgo y te compartimos el dato: en los hospitales existen códigos de color en los que se clasifican las emergencias. ¡Chécalos!