Hay personas que hacen recomendaciones de belleza y, si bien tienen cierto entrenamiento, no tienen el conocimiento de cómo funciona nuestra piel, sus células, las sustancias que liberan, cómo se defiende ante una reacción inflamatoria, es decir todo el funcionamiento de este órgano protector. Es por esto que la persona especializada en tratar los problemas de la piel es el dermatólogo y no la esteticista, la cosmetóloga ni la tía ni nuestras amigas. Como especialistas en dermatología atendemos a los mexicanos en todas las etapas de la vida. Desde la niñez con dermatitis atópica, tiña de los pies por el uso extenso de tenis (el famoso pie de atleta). Durante la adolescencia con enfermedades como el acné, en esta misma edad y adultos jóvenes está la dermatitis seborreica. Por último, en etapas adultas con melasma (paño), rosácea (predominio en mujeres), así como lesiones benignas conocidas como queratosis seborreicas (que no están hechas de grasa) y durante la senectud, en donde se presenta frecuentemente resequedad de la piel y se pierde la capacidad de hidratación de ésta, lo que provoca comezón que puede dar lugar a una infección secundaria por el rascado. Si bien no existe alguna frecuencia recomendada para visitar al dermatólogo, lo importante es acudir primero para tener una revisión general y el especialista decidirá el seguimiento de acuerdo con el diagnóstico.
Independientemente del diagnóstico es indispensable que mantengamos el apego a la indicación del médico, pues las medicinas que prescribimos tienen una indicación precisa, una dosis específica para cada caso en particular y con cualquier variación (en concentración, en formulación o presentación (lociones, cremas o ungüentos) actúan de manera distinta, incluso pueden estar mezcladas con otros componentes, que si no son los adecuados e indicados por el médico, pueden causar reacciones adversas o no curar de forma óptima ni lograr el efecto deseado.
En México somos muy dados a recomendar medicamentos: «sí, a mí me funciona, me evitó la visita al dermatólogo y póntelo tú», como si fuese compartir un dulce y no debe de ser así. El tratamiento es específico para ti, por tu tipo de piel, por las características que tienes, el tipo de lesión, no para todas las personas que tengan algo parecido, porque puede ser otro el diagnóstico y por lo tanto un tratamiento inadecuado.
Hoy más que nunca debemos completar y terminar el esquema de tratamiento indicado en nuestra receta porque de esta manera terminaremos de lograr el efecto que deseamos en la piel.
A veces prescribimos tratamiento oral (tomado) y si el paciente no ve una respuesta rápida lo suspende o, por otro lado, al ver que tiene mejoría antes de completar la dosis también lo abandona. Si esto sucede por ejemplo con algún tratamiento antibiótico, lo grave es que se puede provocar la resistencia de los microorganismos, con lo cual el tratamiento ya no va a actuar sobre esas bacterias porque se vuelven “inmunes” al medicamento si se toma por el tiempo incorrecto. En ambas situaciones no se logrará la meta final que todos deseamos: la mejoría, control o curación de tu problema en la piel. Por todo ello es importante respetar todas las indicaciones de nuestro médico.
La Academia Mexicana de Dermatología, que agrupa a alrededor de 800 especialistas, reafirma su compromiso para promover el mejor conocimiento, investigación y enseñanza de la dermatología, así como la salud de la piel de los mexicanos. Es un orgullo sumarse a la campaña #LoQueDiceTuMédico para contribuir a fortalecer la educación médica continua con respaldo científico.
