Llegó septiembre y, como cada año, comienza el incremento en el consumo de alimentos altos en grasas. ¿Cómo resistirse a los platillos especiales para los festejos patrios?
Irónicamente el día 19 de este mes se conmemora el Día Mundial del Colesterol, que nos recuerda la importancia de evitar riesgos al seguir #LoQueDiceTuMédico. Para empezar, debo aclarar que el colesterol es una sustancia esencial, pues es básica para la formación de organelos en las células, además de ser el componente más importante de varios tipos de hormonas fundamentales para la transmisión y el buen funcionamiento del cuerpo en general.
Ahora bien, existen dos tipos de colesterol que seguramente has escuchado mencionar como el “colesterol bueno”: HDL, y el “colesterol malo”: LDL. Básicamente la diferencia radica en lo que hacen.
Por ejemplo, la mayor parte del colesterol que tenemos en el cuerpo se produce en el hígado, que normalmente secreta la cantidad que necesitamos. Cuando produce más colesterol del que se necesita, el excedente comienza a acumularse en venas, arterias y órganos, provocando obstrucciones que derivan en consecuencias graves.
Es precisamente en esta sobreproducción dónde radica el problema. Imaginemos un camión repartidor que distribuye el colesterol en células y órganos que lo necesitan para la formación de proteínas, pero cuando ocurre la sobreproducción, compacta y aprieta de tal modo que comienza a tapar arterias, en tanto que el colesterol bueno recoge los excedentes y evita que se acumulen.
Los factores de riesgo están asociados a enfermedades adyacentes. Por ejemplo, la diabetes mellitus provoca el exceso de colesterol y triglicéridos. Malos hábitos como el tabaquismo, sedentarismo y falta de actividad física fomentan la acumulación de colesterol.
En México, la Encuesta Nacional de Salud realiza una evaluación a las personas para conocer si se han realizado estudios de colesterol. Al comparar los resultados de la encuesta 2012, en la población general (tanto femenina como masculina), un 13% de los entrevistados tenía niveles elevados de colesterol y triglicéridos, mientras que en 2018 el porcentaje subió a 19.5%. De esta cifra global, en 2012 las mujeres reportaron un 14.1% y para 2018 se elevó a 21%. En el caso de los hombres subió de 11.7% a 17.7%.
Cuando este problema se asocia a otras condiciones resulta más complejo: tan solo la hipertensión arterial en 2012 era del 16.6% y para el 2018 fue de 18.4%, por lo tanto, se incrementaron los riesgos cardiacos asociados al colesterol.
Desde siempre hemos sabido que esta enfermedad es silenciosa, puede haber síntomas muy inespecíficos (edema de piernas, boca seca y vértigo) pero las complicaciones más importantes son el infarto, el evento vascular cerebral (la manifestación con secuelas irreversibles) e incluso la muerte.
Por lo anterior, es importante realizar estudios y perfiles químicos, o un perfil completo, de acuerdo con #LoQueDiceTuMédico, por lo menos una vez al año para saber cómo están los niveles de colesterol.
Tu médico interpretará y sabrá definir a detalle los niveles de “colesterol bueno” y “colesterol malo”, así como los pasos a seguir de acuerdo con lo más adecuado para tu caso.