#LoQueDiceTuMédico

Para cuidar la salud de tu hígado, el correcto seguimiento de las recomendaciones de tu médico y las revisiones periódicas son cruciales

Dr. Ricardo Macías Rodríguez

Integrante de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, A.C. (Fundhepa)

Cada día 28 de julio, conmemoramos el Día Mundial de las Hepatitis Virales, pues resulta de vital importancia el cuidar la salud de nuestro hígado, órgano también conocido como el laboratorio de nuestro cuerpo y que ayuda a depurar y eliminar sustancias tóxicas tanto de la dieta como de medicamentos, además es nuestro principal reservorio de vitaminas, tales como vitamina A y de hierro. 

En México, las enfermedades del hígado –incluyendo la cirrosis hepática– constituyen en nuestra población la cuarta causa de muerte, por detrás de enfermedades como la diabetes, enfermedades del corazón, y cáncer.

Cada medicamento contiene ingredientes específicos que interactúan de manera única con nuestro cuerpo. Cuando cambias un medicamento sin el conocimiento de tu médico, te arriesgNuestro hígado es un órgano especializado y complejo, es el único de los tejidos de nuestro cuerpo que cuenta con la capacidad de regenerarse y sus funciones son muy particulares, entre ellas tiene la capacidad de fabricar diferentes sustancias tales como proteínas (albúmina), así como otras relacionadas con la coagulación y otras que forman las defensas.as a tener alguna reacción inesperada. Estos efectos secundarios pueden ir desde malestares menores, como náuseas o mareos, hasta situaciones más graves, como reacciones alérgicas o daño a órganos vitales.

Las hepatitis virales corresponden a los tipos: “A”, “B”, “C”, “D”, y “E”, de las cuales la más común y que presenta más casos cada año es a tipo “A”. Otros tipos de hepatitis que tienen una evolución silenciosa y que se tornan en enfermedad crónica son la tipo “B y C”.

Los síntomas de las hepatitis son comunes en los diversos tipos que ya mencionamos, pero como ejemplo en los casos de hepatitis aguda, los síntomas comunes son: cansancio, malestar general, náuseas, falta de apetito y, en ciertos casos ictericia (coloración amarilla en la piel), pero en el caso específico de la hepatitis “C”, que como mencionamos previamente se considera silenciosa, puede no manifestar síntomas durante 20 a 30 años hasta que aparece una complicación grave como la cirrosis hepática.

Todos los tipos de hepatitis pueden ser curables; en el caso de los tipos “A” y “E” (transmisibles por el consumo de agua y alimentos contaminados), una vez que el cuerpo del paciente es capaz de eliminar el virus, se considera curado después de este evento agudo. En los casos de los tipos “B”, “C” y “D”, la respuesta de nuestras defensas puede ser rebasada y por ello, persistir la enfermedad durante décadas.

El tipo “B” de hepatitis puede ser bien controlado con algunos medicamentos, además se cuenta con una vacuna y, en el caso del tipo “C”, la ciencia ha avanzado para permitir el desarrollo de una cura, por lo que es muy recomendable acudir a realizarse una prueba en caso de sospechar la enfermedad, así como en los casos de transfusión sanguínea anteriores al año 1994.

La enfermedad puede afectar de manera distinta a cada persona, dependiendo de diversas condiciones que pudiesen agravar su curso, tales como: diabetes, hipertensión u obesidad (características del síndrome metabólico), así como el consumo de alcohol, medicamentos o incluso suplementos y remedios herbolarios que pueden causar daño al hígado.

Uno de los riesgos de automedicarse es la toxicidad –que daña al hígado–, además de la inflamación causada por el virus per se, y que puede condicionar a estos pacientes a desarrollar falla hepática.

Ante la sospecha de las hepatitis virales, no debemos dudar en consultar a los gastroenterólogos, hepatólogos y los especialistas en infectología, quienes nos pueden ofrecer orientación para definir la mejor estrategia de tratamiento. También recomendamos consultar a su médico de cabecera para que les remita con un especialista y confirmar el diagnóstico de manera oportuna.

Como cada caso es único y particular, los médicos recabamos la historia clínica y características de cada paciente, para hacer un estudio minucioso del cuadro clínico. 

En cuanto al control de hepatitis virales, siempre es recomendable acudir con nuestro médico certificado y que ya nos conoce, para recibir una opinión clara del problema y evitar la automedicación, además de seguir las indicaciones de

#LoQueDiceTuMédico, recomendadas en la receta.

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